Dos ciudades francesas medievales con conceptos diferentes. La defensa del Mont Saint Michelle estaba muy vinculado a la crecida de las mareas. En el caso de Fougeres la población debía irse a refugiar a la fortaleza que se localizaba en una elevación a las afueras de la ciudad y con un pequeño foso inundable.
Vista del Mont Saint Michelle aproximadamente desde 2 kilómetros.
Interior del Mont Saint Michelle, aparte de las calles estrechas y empinadas para comunicar diferentes lugares se colocaban estas pasarelas cubiertas.
Mont Saint Michelle desde un atasco a unos 20 kilómetros. Al estar la zona tan llana las vistas que genera son perfectas para la defensa.
Vistas desde las terrazas del Mont Saint Michelle, la vista abarca bastantes kilómetros para ver llegar a un posible enemigo. En ese momento la marea estaba baja.
Interior de la fortaleza de Fougeres.
Vista de Fougeres, el pueblo localizado en la parte inferior y en la superior la fortaleza que serviría para la defensa y el auxilio de los habitantes.
Fragmentos de la Historia
jueves, 1 de diciembre de 2011
miércoles, 30 de noviembre de 2011
La Peste Negra
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Un personaje característico fue la figura del doctor durante la Edad Media. Vestidos con las características máscaras de pico, que solían estar rellenas especias, ajo o perfumes... Con un vestido largo, guantes y sombrero de ala. Solían llevar un bastón con el que examinar a los infectados a distancia o apartar a los curiosos. Su presencia ya induccía miedo a las personas que procuraban huir de su presencia que presagiaba la muerte.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Capitel Mataperros
Hay en una columna de una Iglesia Protestante en Países Bajos (Holanda) esta muestra tan curiosa.
Se puede ver a un cura matando a un perro, avisa que está prohibido introducir animales en las iglesias, los animales no podían sobrepasar esta zona salvo que quisieran recibir una tunda de palos del párroco de la iglesia.
sábado, 29 de octubre de 2011
Los tres órdenes medievales según Aldaberon de Laon
El orden eclesiástico no compone sino un solo cuerpo. En cambio, la sociedad está dividida en tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo que no se rigen por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra clase es la de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos son suministradas a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así, pues, la ciudad de Dios que es tenida como una, en realidad es triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan. Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes permite los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras esta ley ha estado en vigor el mundo ha estado en paz. Pero, ahora, las leyes se debilitan y toda paz desaparece. Cambian las costumbres de los hombres y cambia también la división de la sociedad
miércoles, 26 de octubre de 2011
La espada Durandal
El caballero Rolando, también llamado Roldán, recibió la espada Durandal o Durandartede manos de Carlomagno. La espada guardaba varias reliquias , un diente de San Pedro, sangre y cabellos de san Basilio, así como manto de Santa María. Por ello era una espada poderosa. Roldan huía de los guerreros musulmanes después de haber fracasado la expedición a Zaragoza organizada por su tío, el emperador Carlomagno. Sus tropas habían sido devastadas en la batalla de Roncesvalles. Los ejércitos de Carlomagno se replegaban hacia las tierras seguras del otro lado de los Pirineos. Rolando, malherido y con su espada Durandal en la mano, logró llegar hasta Ordesa. Ya no podía hacer frente a sus perseguidores. Lo único que deseaba era llegar a su patria y que su cuerpo fuera sepultado bajo la tierra que lo vio nacer. Pero delante de él se alzaba una mole de piedras, rocas y hielo. Ya no le quedaban fuerzas y decidió que su fiel arma no sería ultrajada por los enemigos. Empuñó a Durandal y la lanzó en línea recta. La espada recorrió miles de metros en dirección a la montaña pero no chocó contra ella, sino que la atravesó y la abrió en canal.
Y a través de la brecha abierta, Rolando pudo contemplar aquellas otras montañas más lejanas que eran parte de su tierra. El guerrero pudo morir tranquilo, con los ojos abiertos y fijos en la hendidura de la montaña que se llamó, desde entonces, la Brecha de Roldán o Brecha de Rolando.
Carlomagno
Hijo de Pipino “el Breve”, y de Bertrada de Laon, quien lo educó como ferviente cristiano, gobernó luego de la muerte de su padre, en el año 768, junto a su hermano Carlomán, quien falleció al poco tiempo, el reino de los francos, siendo su principal objetivo, lograr restaurar el Imperio Romano de Occidente.
Con ese objetivo, inició la conquista de los territorios vecinos, extendiendo sus dominios desde el Océano Atlántico hasta el río Elba y desde el mar Báltico hasta los Pirineos, evangelizando los pueblos conquistados, con el fin de concretar el ideal de una Europa unida bajo un solo poder y una sola fe: la cristiana.
Bajo su espada, se replegaron los sajones, situados en el norte de Alemania, los ávaros, que fueron exterminados, los lombardos, pueblo germánico, que habitaba el norte de Italia, desde el año 568, en un lugar que el Papa Adriano I ansiaba recuperar, a cuyo fin solicitó la ayuda de Carlomagno, quien fue coronado tras vencerlos, como rey de los lombardos. Estos territorios lombardos fueron concedidos al papado, lo que originó los Estados Pontificios, que recién se unificarían con el resto de Italia en el año 1870.
Ocupó, cerca de los Pirineos, un territorio fronterizo, al que denominó Marca Hispánica, pero no logró cruzar los Pirineos para ocupar la España musulmana. A causa de una gran derrota, sufrida en Roncesvalles (norte de España), donde Roldán, al frente de su ejército, fue derrotado por los vascos.
La relación con el Imperio Bizantino fue de discordia, hasta que el emperador bizantino Miguel I Rangabé firmó un tratado por el cual reconoció en 812 a Carlomagno como emperador de Occidente.
Estableció una alianza con el Papa, quien lo consagró emperador, el día de navidad, en el año 800, siendo la ciudad de Aquisgrán, la capital del imperio, que dividió para su mejor administración en provincias o condados, gobernadas por un conde, en ducados, a cargo de los duques, ubicados en lugares cercanos a las fronteras y las marcas, dirigidas por marqueses, que eran provincias fronterizas con finalidad de protección exterior.
Otros funcionarios eran el canciller, que se ocupaba de temas civiles y eclesiásticos, el chambelán, que trataba asuntos domésticos del emperador y los missi dominici, dos funcionarios con poderes administrativos y fiscales.
La sociedad, estaba organizada, de acuerdo a la función que cada grupo cumplía, en el sector de los que rezaban, integrado por el clero, el de los guerreros, con la misión de defensa y conquista y por último los que trabajaban, conformado en general, por los campesinos, actividad a la que se dedicaba la mayor parte de la población, que constituían el último peldaño, y sin embargo, merced a su esfuerzo lograban subsistir no sólo ellos mismos, sino el resto de las clases, consideradas privilegiadas.
Preocupado por el escaso nivel de instrucción, aunque él era prácticamente analfabeto, Carlomagno fundó escuelas, destinadas al clero y la nobleza, en las catedrales, monasterios e incluso en el palacio. Esta última, la Escuela Platina, dirigida por Alcuino de York, profesor proveniente de Inglaterra, estuvo destinada a los futuros funcionarios.
Luego de la muerte de Carlomagno, le sucedió su hijo Luis, en el año 814, un monarca débil, apodado Ludovico Pío o Luis el piadoso, que debió soportar conflictos internos con la nobleza y por su propia sucesión, por la que rivalizaban sus hijos. En el orden externo, el imperio sufrió, entre los siglos IX y X, nuevas invasiones, de pueblos normandos o vikingos sarracenos, húngaros y eslavos, lo que tornó en sumamente inseguro el mundo medieval, comenzando a sentarse las bases de la nueva organización feudal, con poderes locales fuertes, a cargo de señores feudales y un territorio dividido en pequeños reinos o señoríos.
Muerto Luis, en el año 840, y luego de varios años de conflictos internos, se firmó el Tratado de Verdún (843) que dividió el imperio en tres partes, formándose en forma incipiente las bases de lo que serían en el futuro, Alemania, Francia e Italia.
La Francia Oriental o Germania, le correspondió a Luis el germánico.
La Francia Occidental (actual Francia) fue asignada a Carlos el Calvo.
La zona situada entre las anteriores, extendida desde Italia hasta el Mar del norte, y que comprendía las dos capitales: Roma y Aquisgrán, le fue otorgada a Lotario, conociéndose por ese motivo, ese territorio, a partir de entonces, como Lotaringia.
domingo, 23 de octubre de 2011
Cuentos de la Alhambra de W.Irving.
(...) El rey, guiado por el pastor y seguido por los cortesanos, corrió a buscar el pasaje descubierto, pero fue inútil, había desaparecido. Ordenó efectuar nuevas excavaciones que resultaron vanas. Los símbolos mágicos representados por la llave y la gigantesca mano protegían podero-samente al señor de aquellas montañas.
Abén Habuz alcanzó a vivir unos pocos años más, de los cuales no gozó un solo día de la ansiada tranquilidad. El recuerdo de su bella cautiva, las continuas luchas con los príncipes vecinos y las intrigas de la corte, amargaban de sobra su corazón.
El lugar en que Ibrahim dijo o simuló construir el famoso palacio y jardín fue llamado por los habitantes de Granada "La locura del rey" o "El paraíso de los locos".
Allí se construyó muchos años después la Alhambra (....)"
domingo, 16 de octubre de 2011
Los cítricos en Al-Ándalus
Del naranjo amargo (Citrus aurantium L) en al-Andalus närany, aseguraba Ibn Awwam en el Libro de la Agricultura Nabatea. Está en todas las ciudades de al-Andalus. Sus frutos no son comestibles, son más pequeños, rugosos y rojizos, más secos y amargos que la naranja tradicional. Florece en primavera. Es originario de Oriente. Se usa como base ornamental en muchos jardines .En Granada está también ampliamente distribuido en numerosas plazas y avenidas. Se encuentra en toda la cuenca mediterránea
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El té moruno
El té es una verdadera ceremonia. Lo prepara normalmente el anfitrión de la casa o en su ausencia su mujer o la persona de más edad. Si tuviéramos ocasión de ser invitados a un té árabe, asistiríamos al siguiente ritual:
Se ofrece a los invitados una jofaina con agua fría, para que puedan lavarse las manos. Tras ello, alguien traerá un hervidor lleno de agua, la caja del té verde, el azucarero y sobre una bandeja, la tetera y los vasos con un ramito de menta fresca. Mientras el agua empieza a hervir, se pone en la tetera una cucharada de postre de té para dos vasos. Cuando el agua hierve se vierte una pequeña cantidad sobre el té, moviendo la tetera con un suave movimiento circular para mojar el té, y se vacía el contenido en un vaso.
Se repite la operación dos veces más con dos nuevos vasos, con el fin de lavar el té de impurezas. Entonces se vierte en la tetera el primer vaso y añadiendo agua hirviendo se lleva al fuego la tetera. Cuando el té hierve –cuanto más hierva, más fuerte será- se retira la tetera del fuego y se añade la menta, que se habrá preparado previamente y también un gran terrón de azúcar. Para terminar se añade un terrón de azúcar por taza.
Después empieza el proceso de aireación. Se llena un vaso de té y se pasa de este a la tetera dos o tres veces seguidas, elevando la tetera, para que el líquido se estire y el té se oxigene. Sólo faltará comprobar el punto de azúcar, llenar definitivamente los vasos y servir a los invitados.
Mientras se consume, las hojas continúan en infusión, resultando cada té más fuerte que el anterior. Por ello hay un dicho Bereber que reza:
“El primer té es suave como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero amargo como la muerte”
sábado, 15 de octubre de 2011
Textos sobre la vida en Al Andalus
Texto recogido del Mercado de Libros de Córdoba
Estuve, dice (el bibliófilo Al-Hadrami), una vez en Córdoba y solía ir con frecuencia al mercado de libros por ver si encontraba en venta uno que tenía vehemente deseo de adquirir. Un día, por fin, apareció un ejemplar de hermosa letra y elegante encuadernación. Tuve una gran alegría. Comencé a pujar; pero el corredor que los vendía en pública subasta todo era revolverse hacia mí indicando que otro ofrecía mayor precio. Fui pujando hasta llegar a una suma exorbitante, muy por encima del verdadero valor del libro bien pagado. Viendo que lo pujaban más, dije al corredor que me indicase la persona que lo hacía y me señaló a un hombre de muy elegante porte, bien vestido, con aspecto de persona principal. Acerquéme a él y le dije: "Dios guarde a su merced. Si el doctor tiene decidido empeño en llevarse el libro, no porfiaré más; hemos ido ya pujando y subiendo demasiado". A lo cual me contestó: "Usted dispense, no soy doctor. Para que usted vea, ni siquiera me he enterado de qué trata el libro. Pero como uno tiene que acomodarse a las exigencias de la buena sociedad de Córdoba, se ve precisado a formar biblioteca. En los estantes de mi librería tengo un hueco que pide exactamente el tamaño de este libro y como he visto que tiene bonita letra y bonita encuadernación, me ha placido. Por lo demás, ni siquiera me he fijado en el precio. Gracias a Dios me sobra dinero para esas cosas". Al oír aquello me indigné, no pude aguantarme y le dije: "Sí, ya, personas como usted son las que tienen dinero. Bien es verdad lo que dice el proverbio: 'Da Dios nueces a quien no tiene dientes'. Yo, que sé el contenido del libro y deseo aprovecharme de él, por mi pobreza no puedo utilizarlo". Texto sobre el Mercado de Esclavas Los mercaderes de esclavos, declara el muhtasib de Málaga, disponen de mujeres ingeniosas y dotadas de una gran belleza que poseen a la perfección la lengua románica y que saben vestirse como las cristianas. Cuando algún cliente que no es de la ciudad les pide una esclava recién importada del país cristiano, el mercader le promete que se la encontrará pronto y le hace desear vivamente la realización de su deseo; pero le va dando largas esperas de un día a otro, mientras entretiene su esperanza. Caso de estar satisfecha del trato que recibe, aprovecha la situación para pedir que la liberte y se case con ella. En caso contrario, da a conocer su condición de mujer libre y lleva ante el oficial de la policía judicial de la localidad donde se encuentran sus documentos de istirá [es decir, los documentos que la habilitan para obtener la rescisión de un contrato] y los demás que acreditan, sin ningún género de dudas, sus derechos de mujer libre. El comprador, con el contrato de compra y con el acta que le obliga a concederle la libertad, vuelve entonces para hacerse reembolsar, por el vendedor, la suma pagada por la mujer. Pero el mercader de esclavos declara ignorar dónde vive el vendedor y dice sólo: "Era un hombre bien conocido como comerciante e importador de esclavas cristianas y de otros sitios". Y resultan vanos todos los esfuerzos del desgraciado, que pierde su dinero.
Al final le presenta una, asegurándole que se halla extenuada del viaje, ya que la acaban de traer del Norte. Al mismo tiempo se ha asegurado el concurso de un compadre, que pretende ser el dueño de la esclava y a quien corresponde recibir el dinero. Le dicen que acaba de comprarla en la Frontera Superior y que la ha pagado muy cara, encantado, sin embargo, de poder traer una esclava de importación reciente y de poder presentarla como cosa rara. Una vez terminado el negocio los dos compadres se reparten el dinero con la esclava. Y ésta se va enseguida con su comprador al lugar de su residencia.
jueves, 13 de octubre de 2011
Imágenes de la Córdoba musulmana
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